María es, para él, una persona viva y operante que ilumina su camino, sostiene sus esfuerzos y le ayuda de muchas maneras, incluso en ocasiones de manera extraordinaria.
Para Don Bosco, María no es solamente objeto de veneración y de fe, sino una experiencia vital que condiciona en muchas ocasiones sus opciones más profundas y su modo de vivir la propia espiritualidad.
"La Virgen María indicó a Don Bosco su campo de acción entre los jóvenes, y lo guió y sostuvo constantemente Creemos que María está presente entre nosotros y continúa su misión de Madre de la Iglesia y Auxiliadora de los cristianos"